“LAMAPAZO” cuenta por que se baila el tango como lo bailamos.
Soy José Vázquez, me dicen Lampazo, tengo pasado ya los setenta años.
Yo puedo hablar sobre el tango desde el año 39 hasta la fecha, pero desde el 43, o el 44 con una propiedad real.
En el año 39 era un principiante.
En el año 43, 44 cuando yo ya sabía que había que pararse bien, habían cambiado las épocas.
Ya se había ido la época del Cachafaz, del Misto, del Lento.
Yo los vi a ellos.
En el año 39, conocí de oído al Méndez, el Vasco, Petróleo, Arturito, Scalise, Mansini, a toda la cría.
Después tuve la suerte de verlos bailar, eran personas fuera de serie para el baile.
Nunca en mi vida pude llegar a ver, y esto lo digo con el mayor de los respetos, no que los de antes bailaban mejor, o que los de ahora no saben nada.
Era otra cosa en las exhibiciones se improvisaba, hoy no.
Pero antes para dar una exhibición había que ser un crac de verdad.
Había que bailar, pero, diez puntos, más que diez puntos.
Lo que yo veo que hoy, vuelvo a repetir otra vez, y hago hincapié en esto, para que nadie se me ofenda, son épocas distintas y el Tango se bailaba de corazón, no para figurar.
En una oportunidad, te escuché en el canal Solo Tango (por Gabriel Angio) decir: “Yo bailo el tango de la actualidad, yo no soy milonguero del 40.”
Y me quedó tan grabado eso, porque es la realidad, vos no podes bailar jamás el baile que bailó Petróleo.
¿Por qué no lo podes bailar? Porque no lo viste.
No podes bailar la milonga que bailo yo que me enseñó Juancito Luna.
Juancito Luna murió ya hace muchos años, y nadie más vio ese tipo de milonga.
Aparte de alumno yo fui recontra amigo de él y entonces quedó grabado en mi cuerpo, el compás, el movimiento, la cadencia y la fuerza que debe ponerse.
Lo que él me enseñaba fue pasión para mí.
EL CABECEO: EL MÁGICO LENGUAJE DE LAS MIRADAS
Sabido es que el tango es más que una danza o un género musical, es cultura, cultura identitaria del pueblo argentino.
Esta cultura está llena de matices que van desde lo humanístico, lo artístico, lo social, lo holístico y todos los aspectos que hacen a los seres humanos.
La milonga o lugar donde se baila tango, es el aspecto social del tango. En este se manifiestan todos los espectros de la cultura tanguera, principalmente, los bailarines (la danza), las orquestas (la música), los cantores (la canción y poesía).
La milonga como elemento de expresión social han ido desarrollando con el tiempo distintos “códigos de convivencia” para que todos podamos disfrutar de la milonga, es decir, del aspecto social del tango.
Estos códigos se fueron pasando, como una posta, de generación a generación. Muchos se modificaron, otros se adaptaron, otros se perdieron y otros nuevos nacen. Porque la cultura es un elemento vivo y como tal vive y manifiesta cambios y ajustes según la época y la idiosincrasia del lugar.
Así como existen códigos de circulación en la pista para que todos podamos disfrutar del baile, existe un código que nació con el tango y que sirve para invitarnos a bailar. Ese código se lo conoce como el Cabeceo.
El cabeceo es más que un código, es un lenguaje, un lenguaje muy sutil y exquisito; es el lenguaje de las miradas.
En el libro y también película Memorias de una Geisha, hay una parte donde la discípula y aspirante a Geisha va con su maestra al mercado vestidas de campesinas a hacer las compras. Para estas cualquier ocasión es motivo de aprender y la maestra le dice al discípula, “elige un hombre y detenlo con la mirada”, la discípula atónita dice: “no creo que pueda hacer eso” a lo que la maestra le dice: “obsérvame”.
La discípula elige un hombre que estaba haciendo compras en el mercado y la maestra pasa cerca de el y lo mira a los ojos en un instante al pasar siguiendo de soslayo la mirada hasta que se termina el campo visual.
El hombre queda fascinado y embrujado por el encanto de la mirada de esa “campesina”.
La discípula camino al templo le dice: “¿cómo puedas hacer eso?” y la maestra le dice : “el día que puedas detener a un hombre con una mirada serás una geisha”
Esta anécdota aparentemente desatendida del tango, pretende mostrar el poder de las miradas. Una mirada pude acariciar, puede encender, puede apaciguar, puedo violentar, puede reprimir, puede generar confianza, etc. y puede lograr mágicamente un dialogo entre quienes están sensibles a la actitud del otro /a.
El cabeceo en su tiempo nació para respetar el espacio del otro y para darnos la oportunidad de demostrar nuestro interés (por bailar) sin ser invasivo y que esa comunicación sea discreta entre dos personas solamente. Es decir, solo los dos que se miran saben que están comunicándose y basta que ambos deseen bailar para sin mediar palabra que el baile sea posible. Si uno de los dos no tiene interés no habrá baile.
Aprender este lenguaje es, como todo en la vida, un aprendizaje, es la carta de presentación de los bailarines y el comienzo del baile, ya que depende como mire, como invite, si sonrío o no y como lo haga las personas estarán más predispuestas a fundirse en un abrazo.
Los milongueros dice que el baile empieza con la invitación del cabeceo. Y es cierto. Como escuche a un viejo milonguero una vez “Como invitas a bailar es como va a ser el baile.”
Miradas que se buscan, se cruzan, se aceptan o se rechazan, se siguen buscando, y se vuelven a aceptar. se mantienen unas milésimas de segundo y se invitan con un gesto de la cabeza y comienza la magia.
Cabe aclarar que el cabeceo es mutuo, tanto el hombre puede invitar como la mujer.
Hay quienes prefieren acercarse a la mesa a invitar, esto generalmente lo hacen los principiantes a quienes sus profesores no les han explicado cómo funciona una invitación. También en los lugares más informales conocidos como Prácticas.
En una milonga el cabeceo es el lenguaje de comunicación para invitarse a bailar.
Como dijo una milonguera. “Si no podés mirarme a los ojos y respetar mi decisión muchísimo menos esperes que te acepte viniendo a mi mesa”.
La mirada de alguna manera demuestra tu aplomo. Tu energía esta manifiesta en ella. Esta no miente.
FUENTE: BLOG MI ESCUELA DE TANGO – Autor: Guillermo Brizuela.
Del blog: MI ESCUELA DE TANGO
LA PAUSA: ESE MOMENTO SUBLIME.
El tango es una danza muy peculiar por muchos motivos. Hace unos 160 años, cuando nació, rompió varios esquemas de las danzas existentes. La primera fue el abrazo y la segunda la improvisación.
Ademas de estas, el tango tiene otros elementos que lo hacen único. Uno de estos es la PAUSA. Ninguna otra danza usa la pausa como elemento danzístico, el tango no solo la usa, sino, que la revaloriza.
Todas las danza populares están sometidas al ritmo. Es decir que desde que empieza hasta que termina se debe “pisar” a tiempo. En el tango también debemos respetar la estructura rítmica del compás pero podemos permitirnos la libertad de realizar pausas, tan libremente como queramos para luego continuar en movimiento con la rítmica musical.
Las pausas, junto con el Corte y otros movimientos de detención como las quebradas y frenos, son elementos propios del tango que invitan al alarde y que ninguna otra danza posee.
Cabe aclarar que pausas y cortes no son los mismo, La pausa tiene que ver con un movimiento que viene en una dinámica y de repente se relentaliza y se aquieta pero de alguna manera muy sutil sigue fluyendo y acompasándose con la música,
El Corte y las detenciones detienen bruscamente la dinámica del movimiento y la pareja permanece “congelada” con una actitud de alarde, como exhibiendo la postura. Esta al igual que la pausa libremente vuelve a retomar la rítmica musical.
El querido maestro Carlos Gavito, que poseía una manera muy particular de bailar, se lo conocía como “el bailarín que bailaba las pausas y los silencios“.
Una vez dijo la respecto:
“A veces mientras bailo, siento que la música es tan sublime que cualquier movimiento estaría de más, por lo tanto hago una pausa para escucharla”.
La pausa, si estas entregado/a a la danza y la música, esta puede convertirse en un momento sublime.
Un tango sin pausa es como comer sin disfrutar y saborear una exquisita comida.
Tenes que sentir ese “hummm…” y en el tango, las pausas, invitan a saborearlo.
FUENTE: BLOG MI ESCUELA DE TANGO – Autor: Guillermo Brizuela.
Del blog: MI ESCUELA DE TANGO
PERCAL
Muchos tangos hablan del percal.
Percal era una tela de algodón muy económica con las cuales, generalmente, las mujeres hacían sus vestidos. Estamos hablando más o menos del 1900 a los años 30.
Buenos Aires, para los años 30 ya era una ciudad moderna al mejor estilo de las grandes urbes europeas. Esta nueva urbe asfaltada y con luz eléctrica llegaba a lo que hoy conocemos como el microcentro, del río hasta el Congreso de la Nación. Después empezaban las calles de tierra y los arrabales. Los arrabales conservaban la Buenos Aires colonial, gaucha y criolla.
Una era rica, con asfalto, luz y tranvía. La otra pobre con calles de tierra, alumbrado a querosene, carretas y corralones. Una con aires de parisinos y “higth life” y la otra de mate, bares de caña, faja, cuchillo y tangos. Una de seda, la otra de percal.
De las muchachas vestidas con percal, símbolo que distinguía a las pibas de los arrabales, el lunfardo las llama cariñosamente “percantas”.
“Percanta que me amuraste
en lo mejor de mi vida,
Del blog: MI ESCUELA DE TANGO
“Cuanto menos hacés, más tango es“.
El Flaco Dani
Tómate tu tiempo. El tango es demasiado precioso para no disfrutar del aprendizaje. Primero aprende la técnica, luego olvídate de ello. El cuerpo lo tendrá, pero solo es tu espíritu lo que hace el tango.
Como mi amigo Gavito solía decir “lo limpio no sirve. Hay que ensuciarlo, (… ) tu personalidad tiene que dictar el baile, eso es lo que le falta al europeo.
El limpio, correcto no es bueno, tienes ensuciado, deja que tu propia personalidad diseñe el baile, esto es lo que los europeos extrañan. La postura, la técnica se puede enseñar, incluso algo de música, pero la sutileza e improvisación están dentro de ti o no, debes nacer con ellos.
Es bueno que tanta gente comenzó ahora a bailar tango, pero mira también lo que bailan. Ellos bailan movimientos, en lugar de sentir (‘bailan movimiento, y no sentimiento‘), miran al suelo, no se preocupan por la mujer en sus brazos.
Muchos parecen clones.
Esto es triste para mí, aprendí que el tango es respeto, tal vez estoy anticuado, pero entonces ¿por qué tantos jóvenes vienen a mis clases?
Nada es realmente nuevo, todo había sido inventado ya, si ves a Todaro bailando en 1953 ves que tengo razón.
El tango se trata de sutileza. Tengo miedo de que lo tienes o no – dice tanto de ti, la forma en que uno abraza a la mujer, la forma en que haces pausas.
El tango pasa paso a paso literalmente, cuanto menos haces, más tango es.
Flaco Dany
Del blog: MI ESCUELA DE TANGO
LOS PASOS OLVIDADOS: La corrida, la quebrada y la sentada.
Hay pasos que conformaron el génesis del tango, como los ochos, los cortes, las quebradas. Se le fueron sumando, la corridita o corrida, la sentada, la media luna, etc.
La mayoría quedó en el olvido.
Más de 160 años de evolución es natural que hoy día se baile con otros pasos y movimientos.
De todas maneras, rescatar estos pasos para bailar no estaría de más tenerlos en el bagaje de nuestro baile.
Estos conservan ese tango de piel con piel, de movimientos más cómplices y juguetones.
Veamos algunos de estos:
LA CORRIDA o CORRIDITA.
Los primeros tangos se bailaban en 2×4, es decir son 2 tiempos de negra en cada compás.
Pero desde los años 40, el tango se hizo un poco más melódico y el compás se terminó definiendo en 4×4. (4 negras por compás o sus equivalentes en corcheas, semicorcheas, etc.)
Por ello el primer paso de iniciación en el tango es el de caminar en 4 tiempos, cerrando con el cuarto paso.
Hay momentos en que un compás de 4 tiempos se une, sin pausa, con otro de 4 tiempos, dando lugar a 8 tiempos, es decir, un acelere en la música, a ese acelere a la hora bailar se lo conoce como corrida; que no es otra cosa que hacer 4 pasos sin cerrar en el cuarto.
La corrida, además, tienen la creatividad de marcar el compás en los tiempos propios de los bailarines sea por musicalidad o por espontaneidad.
QUEBRADAS y SENTADAS.
Lo mismo sucede con pasos como la quebrada o la sentada.
La quebrada no es otra cosa que un corte con un quiebre del eje de la pareja en el mismo lugar. Es un alarde como el corte y hoy día prácticamente se usa en los finales, especialmente en los tangos shows cuando suena el “chan-chan” del final.
Y en la sentada, es otro alarde, y un recurso sencillo, donde se luce la mujer y la postura intimista de la pareja.